El Naturalismo en España: Leopoldo Alas Clarín

6. Bibliografia

http://www.uwosh.edu/faculty_staff/cortes/classes/Fall2004/320/biografias/RealismoNaturalismo.html
http://www.auladeletras.net/material/real.pdf
http://www.rinconcastellano.com/sigloxix/index.html
http://es.scribd.com/doc/12650719/Caracteristicas-Del-Realismo-y-Del-Naturalismo
http://www.frasesypensamientos.com.ar/historia/naturalismo.html
http://roble.pntic.mec.es/msanto1/lengua/-realism.htm
https://sites.google.com/site/lenguaenliteratura/caracteristicas-generales-del-realismo
http://es.wikipedia.org/wiki/Leopoldo_Alas_%C2%ABClar%C3%ADn%C2%BB
http://es.wikipedia.org/wiki/La_Regenta
http://iesptolosa.net/ies/dptos/dpto_lengua_literatura/4eso/LA_REGENTA_ARGUMENTO_Y_ESTUDIO.pdf
http://letrasyletra2010.blogspot.com.es/2011/02/comentario-la-regenta-3.html
http://www.rinconcastellano.com/sigloxix/clarin.html#

http://2010naturalismo1001.blogspot.com.es/2010/02/contexto-historico.html
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Introducción a La Regenta El Musical

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El Naturalismo en España
Blog del 3er grupo de 1º de Bachillerato A del IES Corbera.
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La Regenta es una película española dirigida por Gonzalo Suárez. Se realizó en 1974 y consiste en una adaptación cinematográfica de la novela homónima de Leopoldo Alas Clarín. Es un retrato de la sociedad de Vetusta (capital de provincia, muy identificable con Oviedo) en el último tercio del siglo XIX.

Cómo nos ven

Índice

  • 1. El naturalismo y el realismo en Europa
  • 2. El naturalismo en España
  • 3. Leopoldo Alas Clarín
  • 4. La Regenta
  • 5. Conclusiones
  • 6. Bibliografia

Fragmento del Capítulo I

La heroica ciudad dormía la siesta. El viento sur, caliente y perezoso, empujaba las nubes
blanquecinas que se rasgaban al correr hacia el Norte. En las calles no había más ruido que el
rumor estridente de los remolinos de polvo, trapos, pajas y papeles que iban de arroyo en
arroyo, de acera en acera, de esquina en esquina revolando y persiguiéndose, como mariposas
que se buscan y huyen y que el aire envuelve en sus pliegues invisibles. Cual turbas de
pilluelos, aquellas migajas de la basura, aquellas sobras de todo se juntaban en un montón,
parábanse como dormidas un momento y brincaban de nuevo sobresaltadas, dispersándose,
trepando unas por las paredes hasta los cristales temblorosos de los faroles, otras hasta los
carteles de papel mal pegado a las esquinas, y había pluma que llegaba a un tercer piso, y
arenilla que se incrustaba para días, o para años, en la vidriera de un escaparate, agarrada a un
plomo.
Vetusta, la muy noble y leal ciudad, corte en lejano siglo, hacía la digestión del cocido y de la
olla podrida, y descansaba oyendo entre sueños el monótono y familiar zumbido de la
campana de coro, que retumbaba allá en lo alto de la esbelta torre en la Santa Basílica. La
torre de la catedral, poema romántico de piedra, delicado himno, de dulces líneas de belleza
muda y perenne, era obra del siglo diez y seis, aunque antes comenzada, de estilo gótico,
pero, cabe decir, moderado por un instinto de prudencia y armonía que modificaba las
vulgares exageraciones de esta arquitectura. La vista no se fatigaba contemplando horas y
horas aquel índice de piedra que señalaba al cielo; no era una de esas torres cuya aguja se
quiebra de sutil, más flacas que esbeltas, amaneradas, como señoritas cursis que aprietan
demasiado el corsé; era maciza sin perder nada de su espiritual grandeza, y hasta sus segundos
corredores, elegante balaustrada, subía como fuerte castillo, lanzándose desde allí en pirámide
de ángulo gracioso, inimitable en sus medidas y proporciones. Como haz de músculos y
nervios la piedra enroscándose en la piedra trepaba a la altura, haciendo equilibrios de
acróbata en el aire; y como prodigio de juegos malabares, en una punta de caliza se mantenía,
cual imantada, una bola grande de bronce dorado, y encima otra más pequeña, y sobre esta
una cruz de hierro que acababa en pararrayos.
Cuando en las grandes solemnidades el cabildo mandaba iluminar la torre con faroles de papel
y vasos de colores, parecía bien, destacándose en las tinieblas, aquella romántica mole; pero
perdía con estas galas la inefable elegancia de su perfil y tomaba los contornos de una enorme
botella de champaña. Mejor era contemplarla en clara noche de luna, resaltando en un cielo
puro, rodeada de estrellas que parecían su aureola, doblándose en pliegues de luz y sombra,
fantasma gigante que velaba por la ciudad pequeña y negruzca que dormía a sus pies.
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Núria, Sandra, Sara, Claudia, Blai. Tema Sencillo. Con la tecnología de Blogger.